Viajes y Gastronomía
The New Brighton: La sastrería que vestía al Príncipe de Gales y hoy es un Bar Notable
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Por By Carlos Manuel Couto
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Dicen que todo comenzó cuando el recordado Carlos Alberto “Gato” Dumas inauguró The Clark’s, un restaurante de jerarquía que ofrecía un servicio refinado con una cocina clásica, muebles lujosos de corte inglés, piano de cola y mozos de oficio.
La historia de Brighton se remonta al año 1920, cuando el local alojaba a la sastrería más distinguida de Buenos Aires. En ella se vestía la crème de la sociedad argentina de entonces, los reyes de España, ex presidentes argentinos y hasta el Príncipe de Gales. Nadie imaginaba entonces que ese taller se transformaría, en 2007, en un restaurante cuya belleza interior (de la belle epoque) hizo que la Legislatura porteña lo distinguiera como “Bar notable de la Ciudad” y recibiera el diploma del Museo de la Ciudad como “Testimonio de la Memoria Ciudadana”.

El Brighton está ubicado en un lugar clave: a metros de la peatonal de Florida. Su gran salón, decorado con finísimos vitraux, está realizado en madera finamente tallada, lo que recuerda a los clásicos pubs irlandeses. Todo brilla en The New Brighton. La fachada tiene una gran vidriera, con viejas ornamentaciones en bronce en sus cuatro esquinas que llevan el escudo del Principado de Gales grabado sobre el cristal. Pero la joya del lugar es el antiguo “mueble cajero” original de aquella finísima sastrería.

Las restricciones impuestas por el comienzo de la pandemia noquearon al bar durante 18 meses. Cuando llegó el momento de la reapertura sus dueños salieron a recontratar a los antiguos empleados y a reinstalar los sistemas eléctricos, gas y ventilación después de tantos meses inactivos.

Para clientela exclusiva

El restaurante abre de lunes a viernes de 8 a 00 horas, con sus clásicos platos solo aptos para clientes exclusivos y turistas extranjeros, como el caso de las langostas Thermidor, las gambas al ajillo, el salmón rosado con salsa de palta y castañas de cajú, el lomo Brighton, gazpacho o cochinillo con la manzana en la boca.

Su reapertura fue acompañada bajo una curiosa estrategia: la reducción del precio de sus platos, una idea de Sebastián Di Costa, que gerenció la vuelta del famoso restaurante. Afortunadamente se recuperó buena parte del staff de mozos que, curiosamente, no deben usar bandeja y deben llevar varios platos simultáneamente con la ayuda de las manos y los brazos, comenta Héctor Ribaldi, maestro de salón, que también recuerda que la mayoría de los antiguos platos se mantienen, con el agregado de algunas nuevas delicias de la cocina española con y de exquisiteces francesas.

Durante varios lustros los principales clientes eran de origen europeo, que desde las seis de la tarde hasta las diez de la noche, llenaban el local; también llegaban al Brighton tripulaciones de empresas aéreas para disfrutar de los manjares culinarios. Hay lugar para ciento cincuenta cubiertos y aún se exhiben en el salón las tres plumas de oro obsequiadas por el príncipe de Gales. Y para ponerle nostalgia, como en el viejo Clark´s, suena música de jazz a cargo de un pianista.

Una Gastronomia de Primera Calidad


Paciencia, precisión y experiencia, esa es la base de la cocina de la cocina del Brighton.
Entre los principales platos se encuentran: el caracú con salsa bordelesa y tostadas; calamaretes y langostinos a la plancha más una nube de papas paillé crocantes acompañando a los dos mariscos; filet de abadejo con una generosa cantidad de salsa cremosa, con champiñones frescos, limón y perejil; muslos de conejo bañados con una salsa de tomate, cebolla, vino tinto y tomillo, acompañada por una porción de cous cous; muslos de conejo con un preparado de salsa de tomate, cebolla, vino y tomillo, y muchos platos más.

La Sastrería The Brighton

Buenos Aires época de oro. Argentina, un país floreciente admirado por el mundo entero. Fue la sastrería donde la clase distinguida escogía las mejores prendas, años en que la calle Sarmiento aún se llamaba Cuyo. Su servicio era tan exquisito, tan impecable, que a ella llegó, en 1935, el Príncipe de Gales, Eduardo de Windsor. En agradecimiento por la atención que había recibido le obsequió al dueño de la boutique dos esculturas que representan las tres plumas de oro del emblema de Gales.


Actualmente, en lo que es el restaurante, se aprecian en su salón comedor, además de la estantería y la luminaria de esa época, una gran vidriera que en su fachada luce viejas ornamentaciones en bronce con la marca de la sastrería y un piano que acompaña la estadía.

Publicado 10/01/2024
Por By Carlos Manuel Couto
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CRISTINA ELISABET RÉSICO
2024-03-27T18:11:43.322Z

Excelente nota! The Brighton es un lugar increíble que es una obligación conocer. Calidad, calidez, cordialidad, buen gusto, tranquilidad y ni hablar que todos los platos son exquisitos. Una comida o simplemente un trago en este lugar es un regalo, un placer para el espíritu.


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