La alimentación saludable es un hábito que se ha tornado cada vez más importante para la población mundial. La evidente y reciente evolución en la forma en que comemos obliga a consumidores y productores a repensar sus productos, con el fin de nutrirse de forma correcta y preservar el medio ambiente.
Entre las distintas prácticas que se sujetan a estas necesidades, comenzó a popularizarse en el mundo la técnica de la liofilización de alimentos.
En verdad, los ingredientes liofilizados presentan un universo en sí mismo. Enmarcados dentro de la alimentación saludable e inteligente, y a diferencia de otros procesos similares como la deshidratación, los alimentos no pierden sus propiedades. Y cuentan con una gran ventaja que es su largo tiempo de preservación, algo que los vuelve versátiles para ser utilizados con distintas aplicaciones y fines.
Este proceso consiste en congelar el agua del producto para que luego el hielo formado se sublime -proceso mediante el cual un sólido se convierte en gas sin pasar por el estado líquido-, aplicando calor en condiciones de vacío (baja presión).
A través de este, el alimento puede perder hasta el 99,5% de su contenido de agua. La eliminación del agua hace que los alimentos liofilizados puedan conservar sus cualidades por larguísimos períodos y también así disminuir su peso. De esta manera reduce drásticamente su costo de transporte y los hace especialmente aptos para el almacenamiento a largo plazo como suministros de emergencia.
Y la respuesta es sencilla: todos. Frutas y verduras pueden aparecer como la primera opción, dada su facilidad de consumo. Sin embargo, legumbres, carnes de todo tipo, pescados y mariscos, y lácteos, también adoptan de buena manera este proceso. Cuando se trata de preparados a base carnes y/o legumbres, lógicamente, resulta necesario hidratar los alimentos para lograr la consistencia deseada.
¿Alguna vez comió un asado liofilizado? Si tiene la oportunidad –y consume carne, por supuesto-, no la deje pasar. Quizás no falte mucho para que lo encuentre en las góndolas de los supermercados.
En la Argentina hay empresas que desde hace tiempo están desarrollando productos basados en esta tecnología, con dos de ellas que pican en punta a la hora de penetrar tanto en la población como en clientes de gran escala: Biofoods y Nutrafoods, ambas pertenecientes al Grupo de Empresas Farmacéuticas SIDUS, fundado en 1938 en nuestro país.
En el caso de Biofoods se trata concretamente de un desarrollador de negocios, soluciones y productos alimenticios saludables, que utiliza tecnología de liofilización. Trabaja principalmente –aunque no excluyentemente- con clientes que solicitan materia prima a grandes escalas. En una primera instancia, se hizo foco en la comercialización de frutas, con los arándanos como estrellas, y en carne vacuna; aunque el objetivo a futuro es abarcar todo tipo de ingredientes.
Nutrafoods, por su parte, es una empresa de otro perfil, que va directo al consumidor. Recientemente ha lanzado SNAT, una línea de snacks saludables basados en frutas liofilizadas –frutilla, banana y manzana, entre otros- disponible en distintas cadenas de supermercados, y con el objetivo concreto de expandirse a otros circuitos, como las farmacias. Con una estética natural y enfocado siempre en lo saludable, Be Natural busca llegar al público de todas las edades con pequeñas porciones de frutas que satisfagan las necesidades alimenticias en cualquier momento del día.