Es único. Es un elegido. No se conoce historia en el mundo que semeje lo realizado por este paisajista que en nuestro país creó los espacios públicos y privados más importantes. Plazas, parques, jardines y hasta un Parque Nacional, conocieron de su inmensa ingeniería naturalista.
Nació en Paris y murió en Buenos Aires a los 84 años, sin imaginar cómo su profesión le cambiaría el curso a su vida.
Jules Charles Thays, llegó a la Argentina para una estadía de solo un año, contratado por el empresario Miguel Crisol, para crear la que sería su primera obra en el país: el Parque Sarmiento de la ciudad de Córdoba. Listo para embarcarse de regreso a Europa, Francisco Bollini, por aquél entonces intendente de la Capital Federal le propone a Thays la Dirección Nacional de Parques y Paseos, un cambio en su vida que el francés ni siquiera imaginaba. A partir de entonces Argentina se transformó en su país por adopción.
Convertido en el “jardinero mayor” de Buenos Aires, el 7 de septiembre de 1898 creó el Jardín Botánico, y en su centro construyó el edificio que pasaría a ser su casa. En su parque cultivó una muestra de la flora de todas las provincias y plasmó los tres tipos de diseño paisajístico: simétrico, mixto y pintoresco, agregando también algunas especies de varios países del mundo.
En cuatro años de trabajo constante, terminó 22 paseos nuevos, entre ellos el Parque Centenario, el Lezama, Patricios, Los Andes, Pereyra Iraola, las Barrancas de Belgrano y las plazas Constitución, Congreso y Plaza de Mayo. Thays imprimía a sus obras el estilo mixto que combinaba el inglés y el francés; esto motivó la idea de que Buenos Aires recuerda por sus estilos a París.
Amante de nuestra flora autóctona, a él se debe que muchas calles, parques y plazas estén arboladas con especies del norte y el nordeste del país, como lapachos, ceibos, palos borrachos, jacarandás, tipas y yuchanes entre otros.
Incansable, creativo y muy trabajador, fueron los Bosques de Palermo (o Parque 3 de Febrero) fundado por Domingo Faustino Sarmiento, una de las más grandes obras de remodelación encarada por el paisajista; miles de flores y árboles más un espléndido rosedal así como varias fuentes y monumentos lo han constituido en uno de los lugares de paseo más frecuentado de la Capital. “El hombre, sobre todo el que trabaja –escribió- necesita distracción y descanso sin que haya cosa más bella y sana que contemplar un bucólico paisaje”.
Thays desarrolló su obra en una Argentina que crecía fuertemente gracias a las corrientes inmigratorias que llegaban, sobre todo, de España e Italia. La prosperidad le dio al país la apariencia de “ínsula europea” en América del Sur. En un solo año, hizo plantar casi 22.000 árboles. Con ánimo de explorador hizo varios viajes al interior del país y en uno de ellos trabajó activamente en la creación del Parque Nacional Iguazú. Su aporte consistió, básicamente, en un detallado relevamiento para establecer dónde debían colocarse los puentes, pasarelas y miradores.
Su trabajo como urbanista lo llevó en 1812 a diseñar el elegante Barrio Parque, en Palermo Chico, en Buenos Aires; en Salta creó el Parque 20 de febrero; en San Miguel de Tucumán, el Parque 9 de Julio; el Parque Independencia en Rosario; el General San Martín; el Parque Urquiza en Paraná; el Sarmiento en la ciudad de Azul; en la ciudad de San Fernando del Valle de Catamarca creó la bella Plaza 25 de Mayo y el Boulevard Marítimo en Mar del Plata, desaparecido en 1902 por la construcción del Casino y Hotel Provincial. Thays consideraba que los espacios públicos no debían ser exclusivos de las clases altas y diseñó espacios colectivos como juegos para niños, gacebos para bandas de música, áreas deportivas y baños públicos.
El "jardinero de la nación" y el amor
Joven aún, a los 41 años de edad, Carlos Thays conoce en una kermese a Cora Venturino de 16 años proveniente de una familia uruguaya. Ese encuentro provocó un flechazo instantáneo que al poco tiempo terminó en matrimonio a pesar de la diferencia de edades. Tuvieron dos hijos, Ernestina y Carlos Thays, y a partir de entonces, las sucesivas generaciones adoptaron la costumbre de llamar con el nombre de Carlos a los hijos varones.
Sin ningún deseo de retornar a Francia, su figura fue cobrando tal prestigio que las clases más ricas comenzaron a contratarlo para diseñar el paisaje de sus estancias. Así, se ocupó de establecimientos como La Porteña de la familia Guerrico-Güiraldes en San Antonio de Areco, Dos Talas de los Pedro Luro, La Larga y La Argentina ambas del presidente Julio Argentino Roca, entre otras. Como siempre, incansable, promovió el 11 de septiembre en conmemoración a la muerte de Sarmiento, el “Día del Árbol”, y por si fuera poco, junto al Perito Francisco Pascasio Moreno, fundó el 4 de julio de 1912, la Asociación de Boy Scouts Argentinos.
A principios del siglo XX, luego de la expulsión de los jesuitas, los yerbales de mate se fueron perdiendo lentamente. Thays investigó los métodos de germinación de las semillas, y recomenzó el cultivo de la planta de la yerba mate en toda la mesopotamia.
La vida de este personaje único y genial, se apagó a los a los 84 años, un 31 de enero de 1934. Argentina le debe buena parte de su encanto.