Viajes y Gastronomía
Hotel de campo La Leona: Testigo de la Patagonia salvaje
Por Carlos Lazzati
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La Leona es un parador patagónico clásico, entre El Calafate y El Chaltén para quienes viajan por la Ruta Nacional 40. Ya pasaron 130 años desde que el más importante de nuestros exploradores, el Perito Francisco Pascasio Moreno, fuera atacado y mal herido allí por una hembra de puma, durante su expedición a las nacientes del río Santa Cruz en el verano de 1877. Una historia que no abandona mi memoria.
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Tené siempre a mano contenido exclusivo y de alto valor para conectar con nuestra Argentina querida.
_Para mi amigo barilochense Daniel Amestoy
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Quienes conocemos la Patagonia extrema sabemos que ese episodio dio origen al nombre del río que vierte sus aguas en el lago Viedma, en la provincia de Santa Cruz, en una de cuyas orillas se encuentra el pequeño paraje de La Leona. Sus aguas son de color verde lechoso por su origen glaciario y cuenta con una longitud que se extiende unos 70 kilómetros y en el que antiguamente funcionaba una balsa que dio origen al hotel.


En aquella época la utilidad de esa jangada era muy valiosa, ya que cruzaba a los colonos y sus ovejas camino a sus tierras; pero como la balsa cargaba por cruce solo 200 ovejas y pocas personas, los colonos hacían un alto. Un hombre de origen danés llamado Jensen vio así la oportunidad de instalar el parador que durante décadas le facilitó la vida a los paisanos; y al día de hoy sigue reuniendo viajeros que aprovechan una pasajera estadía.


Ya en el siglo XIX Santa Cruz era territorio nacional y crecía impulsivamente con la llegada de inmigrantes europeos que fundaban chacras y estancias, trabajando fundamentalmente en la esquila de la lana que sobre todo Europa requería. En estas lejanas tierras la vida tenía -y tiene- otra dimensión: el viento, el frío y la soledad obligan a quienes la habitan a tener un comportamiento social diferente, tanto en verano como en invierno.

En estas lejanas tierras la vida tenía -y tiene- otra dimensión: el viento, el frío y la soledad obligan a quienes la habitan a tener un comportamiento social diferente, tanto en verano como en invierno.

¿Pero cómo nació el parador? Según cuentan los paisanos surgió en 1910 junto a aquella balsa que cruzaba a los colonos y sus ovejas. En esos tiempos se componía de cuatro habitaciones, todas construidas con ladrillos de adobe, para luego transformarse en una pulpería y almacén de ramos generales. ¡Qué tiempos aquellos!, suele decir ahora Don Leudonio Santa Cruz, que a pocos metros de La Leona tiene un taller de yerra de caballos. Declarado sitio histórico nacional, fue adquirido por la familia Peterson y Brodersen hace veinte años. Pero La Leona siguió pasando de manos porque años más tarde la adquirieron Jul y Felisa Christensen y ellos a su vez se la pasaron a los Saldía –Westerlund.


LA GRAN REBELIÓN


El río no solo forma parte del paisaje allí en La Leona. Las largas esperas para cruzarlo, la aglomeración de peones rurales y el exceso de alcohol produjeron gran cantidad de riñas transformadas en duelos criollos que a menudo terminaban con la vida de algún paisano.

Corría el año 1921 cuando en esta Patagonia Austral se produjo la huelga de los peones de estancia, una rebelión aún hoy muy recordada y que fue llevada al cine tiempo después. La huelga recibió como contrapartida una sangrienta represión ordenada por el Gobierno Nacional de aquel entonces y La Leona no fue ajena a estos disturbios porque muchos se refugiaron en ella, huyendo de la milicada que comandaba el Teniente Coronel Héctor Varela, Comandante Militar de la provincia de Santa Cruz. Algunos de los rebeldes lograron escapar pero otros, con menos suerte, cayeron en manos de los militares y fueron fusilados sin juicio previo. Otra vez la historia argentina se teñía de sangre.

La Leona tiene a lo largo de su existencia la visita de eximios personajes como el Cura Salesiano que habiendo nacido en Italia se enamoró de nuestro tierra, afincándose en la Patagonia donde combinó su vocación sacerdotal con el montañismo, la fotografía y la aventura sin temer a los animales salvajes. El tiempo para estas actividades lo encontraba entre comuniones, casamientos, bautismos y ascensiones y expediciones a las zonas más inaccesibles de la Cordillera Austral, dejando valiosos documentos fotográficos de esas proezas.

La Leona igualmente cobijó a famosos y temerarios escaladores del mundo que hacían escala antes de peligrosas ascensiones a los cerros Torre, Fitz Roy, Saint Exupery, así como también a los hielos continentales. Merece ser recordada la de los franceses Louisse Depasse y Jaques Poincenot (muerto en la expedición ) y el militar y escalador argentino Teniente Francisco Ibáñez quienes el 2 de febrero de 1952 conquistaron por primera vez la cumbre del Fitz Roy.


110 AÑOS DE FASCINANTE HISTORIA


Casimiro Ferrari, italiano de nacimiento y patagónico por adopción fue un verdadero héroe de la escalada. Luego de hacer cumbre en varios de los más dificultosos cerros de la zona, el 13 de enero de 1974 fue el primer andinista en conquistar el Cerro Torre, cuyas paredes de granito y hielo están consideradas aún hoy entre las más peligrosas del mundo. Está definida como la más espectacular convulsión geológica de la corteza terrestre. Enamorado de la magnificencia del paisaje que lo rodeaba, Casimiro se estableció definitivamente hasta su fallecimiento en 2001 a pocos kilómetros de La Leona en la estancia Punta del Lago.

“LA PATAGONIA REBELDE”


El cine argentino se hizo presente en la historia del sur profundo. En el año 1921 se produjo en la Patagonia Austral la huelga de los peones de estancias que finalizó con una gran represión ordenada por el Gobierno Nacional de aquel entonces y La Leona no fue ajena a estos sangrientos episodios. Se sabe que muchos sublevados se escondieron allí para luego seguir huyendo de la represión comandada por el Teniente Coronel Héctor Varela, por entonces comandante militar de Santa Cruz. Algunos lograron escapar pero otros menos afortunados cayeron en manos del Teniente Coronel y fueron fusilados sin juicio previo. La película se estrenó en 1974, fue dirigida por Héctor Olivera y escrita por Osvaldo Bayer.

Publicado 10/06/2024
Por Carlos Lazzati
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