Hasta 2011, se utilizó un sistema planetario Zeiss Mark V de 5 metros de altura y 2,5 toneladas de peso, dotado de unos cien proyectores. Constaba de un armazón cilíndrico con reflectores independientes para la Luna, el Sol y los planetas visibles a simple vista (Venus, Marte, Júpiter y Saturno) y con dos esferas en los extremos que proyectaban las estrellas. Un sistema de equipos láser dirigidos hacia la cúpula brindaba diversos espectáculos sobre la conformación del universo, con la exhibición de 8.900 estrellas fijas, constelaciones y nebulosas.
Fue en 2011 cuando se concretó una reforma significativa, ya que se instaló un proyector Megastar-IIA, que muestra estrellas de hasta una 11.° magnitud, es decir, aproximadamente un millón de estrellas más que los planetarios convencionales. Se trata de una verdadera revolución en proyecciones del cielo. Además, exhibe más de 140 cúmulos y nebulosas, y la Vía Láctea puede apreciarse con un realismo nunca antes logrado.
Si bien ya han pasado casi 60 años desde su inauguración, el planetario continúa ocupando el sitio de un verdadero ícono de la ciudad de Buenos Aires. Su estructura inspirada en el planeta Saturno sigue siendo muy llamativa e innovadora. Desde sus inicios, el objetivo perseguido ha sido promover la divulgación científica posibilitando que el conocimiento trascienda el mundo académico y sea accesible a todas las personas. Sin lugar a dudas, el planetario Galileo Galilei de Buenos Aires logra despertar la curiosidad y el asombro. En todos los casos, visitarlo es una experiencia inolvidable.