El inmenso desierto de 30.000 hectáreas, que innegablemente reminisce al icónico paisaje africano, es uno de los imperdibles atractivos que presenta la zona de San Rafael, en la provincia de Mendoza.
Hay algunos lugares de la Argentina desconocidos hasta para los propios argentinos. Siempre tendremos “a mano” para deslumbrarnos los paisajes de Cataratas del Iguazú, el Glaciar Perito Moreno o el Cierro de los Siete Colores, entre tantos otros. Pero hay otros igual de impactantes, con una historia natural propia, que merecen la pena ser conocidos. Uno de esos lugares es Las Dunas del Nihuil.
Mendoza se destaca irremediablemente –y justificadamente- por todo lo que la industria del vino representa, tanto en identidad como turísticamente. Pero quien viaje a esta fascinante provincia no puede dejar de visitar estas impactantes dunas. Se trata de un enorme desierto de unas 30.000 hectáreas, que cuenta con un atractivo impensado, imperdible desde todo punto de vista, que además esconde huellas de un pasado lejano. Allí, las lomas pueden alcanzar más de 200 metros de altura, creando un mar infinito de dunas, accesible únicamente mediante vehículos 4x4. Sin dudas, se trata de una de las zonas más inhóspitas que se pueden encontrar en todo el territorio nacional.
Si bien no es fácil llegar a las dunas, vale la pena hacerlo, aunque signifique un esfuerzo extra. No hay caminos evidentes, por lo cual hay que disponer de vehículos que se adapten al terreno y contar con un guía que conozca la zona a la perfección. La compañía de expertos es requerida y fundamental tanto para sortear las dificultades del terreno, como para evitar daños en un ecosistema particularmente delicado.
Las Dunas del Nihuil se visitan todo el año, pero en verano se recomienda partir muy temprano debido a que no hay reparo para las horas de mayor temperatura, la cual supera habitualmente los 50°C. Para llegar allí se puede iniciar el recorrido desde la ciudad de San Rafael, donde es posible contratar un vehículo con guía, tomar la ruta provincial 146 y desviarse en la 188. Luego, de regreso por la querida Ruta Nacional 40, se ingresa a Sierra Pintada, donde los vehículos tienen la oportunidad de transitar por antiguas huellas que llevan a canteras de piedra, trepando sobre rocas en planos inclinados como probablemente nunca antes haya experimentado.
Según los relatos, la sensación que tienen los visitantes es la de “estar transitando el desierto del Sahara”, algo que no debe sorprender, ya que dichas dunas proponen un circuito de arena único -el más importante de la República Argentina- similar en paisaje al referente africano.
En el departamento de San Rafael, al sur de la provincia de Mendoza y a 85 kilómetros de la ciudad homónima y cabecera de dicho departamento, se emplaza la localidad de El Nihuil, en el extremo oriental del embalse. Allí se ha desarrollado una villa turística a orillas del lago artificial formado sobre el río Atuel, enmarcado además por el atractivo del cañón del mismo nombre. La represa es la obra de cabecera del sistema hidroeléctrico Los Nihuiles. El muro de contención de la presa es de hormigón simple y perfil triangular, con una planta curva de 275 m de radio. Su principal vía de comunicación es la ruta provincial 173 que la vincula al norte con San Rafael, la ruta provincial 180 por su parte la vincula al sur con el departamento Malargüe. Este desarrollo incluye también los complejos Nihuil I (Presa El Nihuil), Nihuil II (Presa Aisol), Nihuil III (Presa Tierras Blancas) y la Presa y Central Valle Grande. Esta última obra está destinada a regular el riego y a generación hidroeléctrica. Por su gran belleza y cercanía a la ciudad de San Rafael, el lago de este embalse constituye un lugar de esparcimiento y turismo muy apreciado.
En el año 2009 la Argentina, junto a otros países limítrofes, recibió por primera vez al Dakar, la prueba de resistencia automovilística tipo rally más exigente del mundo, la cual hasta ese momento siempre se había realizado uniendo la europea Paris con la africana Dakar. Durante una década, este raid encontró en Sudamérica un escenario natural inigualable, que se ajustó de forma perfecta a las necesidades y características extremas del Dakar. Dentro de los infinitos y variados paisajes atravesados por la carrera, uno de los más impactantes fueron las Dunas del Nihuil. Marcado por los propios competidores como quizás el trayecto más difícil y peligroso de toda la competencia, las imágenes aéreas de motos, autos y camiones surcando las interminables montañas de arena se convirtieron en postales icónicas del Dakar, volviendo mundialmente famoso a este increíble paisaje mendocino.
Este enorme desierto cuenta con un atractivo impensado, imperdible desde todo punto de vista, que además esconde las huellas de un pasado lejano. Allí, las lomas pueden alcanzar más de 200 metros de altura, creando un mar infinito de dunas, accesible únicamente mediante vehículos 4x4.