“Un final de fiesta a la altura de lo que fue una novena edición épica. Ecléctico, diverso, multigeneracional, con bandas que son clásicos y artistas emergentes, una organización sin contratiempos, una experiencia gastronómica imperdible y un ambiente de primera, Lollapalooza escribe otro capítulo en su historia de amor con Argentina”.
De esta manera, la organización de una festival de música top resume lo que fueron tres días con shows de más de 100 artistas, en cinco escenarios que entrelazaron géneros como rock, pop, música urbana y electrónica, comenzando al mediodía y extendiéndose hasta poco después de la medianoche: ¡100 mil fanáticos disfrutaron casi 36 horas de un mágico sonido!
Con artistas destacados como Blink-182, Feid, SZA, Sam Smith, Arcade Fire y Limp Bizkit en el plano internacional, y representantes nacionales entre los que sobresalieron Ysy A, Bándalos Chinos y Miranda!, el Hipódromo de San Isidro se convirtió en un polo musical de primer nivel, en el marco de un evento que ha dejado su huella en países como Chile, Brasil, Alemania, Francia, Suecia, Estados Unidos e India.
Una fiesta completa
La gastronomía estuvo en línea con cinco patios con más de 50 puestos y 100 opciones, “celebrando cocinas de todo el mundo, atendiendo a las necesidades de todos los paladares y elevando la vara de calidad año tras año”.
Y un Espíritu Verde también presente, con mensajes más allá de la música para promover un estilo de vida saludable y sustentable en un sentido integral: sesiones de meditación guiada, yoga, masajes, charlas de concientización sobre la alimentación, el bienestar físico y emocional, y los modos en los que se puede aportar al cuidado del medioambiente.
El Lolla Art fue un espacio que propuso el cruce de diferentes expresiones artísticas, con referentes del plano local e internacional que convirtieron el lugar con instalaciones, esculturas, arte cinético y arte digital con propuestas de realidad aumentada. Los niños también tuvieron sus primeras vivencias del festival con el Kidzapalooza, con shows, actividades musicales, artísticas y lúdicas, además de diversos talleres.
Su nombre, su historia
El creador del evento es Perry Farrell, quien en 1991 buscaba cerrar un ciclo con su banda musical -Jane’s Addiction- e ideó una gira por 20 ciudades de Estados Unidos y Canadá. Así fue como el festival se inició en Phoenix y culminó en Seattle, con la participación de los grupos Living Colour, Siouxsie and the Banshees y Ice-T.
¿Cómo surgió el nombre? Buscando inspiración en el diccionario. “En aquel tiempo la gente tenía diccionarios impresos, no teníamos computadoras. Yo, que escribía canciones, solía leer mucho el diccionario. Buscaba palabras y a veces esas palabras disparaban ideas para una canción, una letra... Y así, leyendo el diccionario, me topé con el término ‘lollapalooza’”, contaba Farrell, en una entrevista en 2011.
Por un lado, una definición tenía que ver con “algo o alguien grandioso o maravilloso”, y otra de “un chupetín gigante y giratorio”: ambos conceptos fueron los que buscó transmitir con su propuesta, que -bajo distintos formatos- continuó hasta 1997, se suspendió durante seis años y en 2003 retomó con características similares a la inicial. Dos años más tarde pasó a un formato anual en pleno centro de Chicago y en 2016 pasó a estar constituido con cuatro días.
En Sudamérica, la primera edición fue en Chile, en 2011, mientras que a la Argentina llegó en 2014. Fue el año pasado que Farrell aseguró que “lo importante es traer música a todas partes del mundo y aprovechar esta escena argentina que es buena, que es amada, con artistas queridos, y hacerlo en lugares que necesitan ayuda, de alguna forma. Ese es el plan, ir a dónde hay guerra y llevar paz, colaborar con diferentes culturas y es por eso creo que las generaciones futuras tienen la cabeza en eso. Están podridos y cansados de las peleas”.