A lo largo de medio siglo, el Centro, ícono de la cultura, fue sede de miles de presentaciones de artistas e intelectuales que formaron parte de espectáculos de teatro, cine, música, artes visuales y literatura.
De estilo funcionalista, el edificio que depende del Ministerio de Cultura porteño, está ubicado en la esquina de las calles Sarmiento y Paraná, en la Ciudad de Buenos Aires, detrás de la avenida Corrientes y de la fachada del Teatro San Martín, con el que se comunica a través de una galería subterránea dedicada a la fotografía.
Considerado como una típica y representativa obra de la arquitectura moderna en la Argentina, el edificio consta de una torre vidriada de 12 pisos de altura de 30.000 m2, un cuerpo bajo de menor altura donde se encuentran la sala A/B, el Patio de las Esculturas, seis subsuelos de estacionamiento y la denominada Plaza de las Américas, inmensa explanada gris (la famosa plaza seca) que forma parte del estilo funcionalista del edificio y a la que hay que atravesar para ingresar al mismo.
En 1953, las autoridades de la época contrataron a los reconocidos arquitectos Mario Roberto Álvarez y Macedonio Ruiz, quienes encararon el plan de ejecución de los edificios del Centro Cultural, con un costo total que ascendía a 86.446.64 pesos.
A lo largo de medio siglo, el Centro, ícono de la cultura, fue sede de miles de presentaciones de artistas e intelectuales que formaron parte de espectáculos de teatro, cine, música, artes visuales y literatura, y también sede de congresos y eventos internacionales. Asimismo, el edificio fue sede de la primera Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires. Curiosamente, una de las primeras actividades no tuvo que ver son el arte sino con el deporte, y se trató del recordado match de ajedrez que enfrentó en 1971 al estadounidense Bobby Fischer y al soviético Tigran Petrosian, por la semifinal del campeonato mundial de dicho juego.
En 1990, durante el Encuentro Latinoamericano de Escritores, el Centro Cultural fue testigo de la participación de grandes personalidades de las letras, como Mario Benedetti, José Donoso y Mario Vargas Llosa. Un año después, la sala A/B pasó de ser un amplio espacio para convenciones a un nuevo escenario que se sumaba a las dos salas ya existentes: la Muiño y la Alberdi.
En ese mismo escenario actuaron, por citar algunos, Mercedes Sosa, Ariel Ramírez, Atahualpa Yupanqui, Osvaldo Pugliese, Los Chalchaleros y Charly García.
El Centro Cultural San Martín se había afianzado como un ámbito pluralista y multicultural, en el que convivían las artes visuales, las escénicas y la música. Los arquitectos que llevaron adelante la obra la concibieron como una segunda etapa del proyecto que habían terminado diez años antes con el Teatro San Martín. Sin embargo, el Centro Cultural fue tomando vida e identidad propias hasta constituirse en un referente de la cultura latinoamericana.
En 1994 se creó la videoteca de Buenos Aires y un año después fue inaugurada la sala ETC (Espacio Teatral del Centro), ubicada en el primer subsuelo y destinada a la danza y el teatro.
Las actividades culturales de excelencia continuaron con personalidades como Ernesto Sábato, Adolfo Bioy Casares, Mario Benedetti y Marta Minujín, entre otras figuras representativas de la cultura nacional.
La última obra de importancia en el edificio del Centro fue inaugurada en 2011. Con una inversión de 210 millones de pesos, se trabajó sobre los seis subsuelos ubicados debajo de la plaza seca, y se inauguraron dos salas de cine de arte y una sala multipropósito. En este último período se abrió el espacio Sótano Beat, dedicado tanto a figuras emergentes como consagradas de la creación musical.
El Centro Cultural San Martín representó la segunda etapa de un plan de obra en esa manzana que se había iniciado con el Teatro San Martín, construido entre 1954 y 1960.
Ya inmerso en la década del 90, el Centro Cultural San Martín se había afianzado como un ámbito pluralista y multicultural, en el que convivían las artes visuales, las escénicas y la música.