“Salta tiene todos los relieves (montañas, serranos, altiplano y llanura), todos los climas (frío, templado y subtropical) y gradientes de agua, lo que permite una infinita variedad de cultivos que enriquecen la oferta de alimentos y hacen posible una cocina que se caracteriza por su diversidad”, cuentan desde Turismo Salta, provincia con una fuerte influencia de la cocina criolla e indígena, en la que las empanadas, los tamales y las humitas son las comidas más tradicionales y destacadas.
¿Sus productos más emblemáticos? El maíz, principal ingrediente en tantas recetas; las especias de los Valles Calchaquíes, como el pimentón y el comino; las legumbres del Sur de la provincia; los dulces y las confituras; los quesos, las carnes y la quínoa de la Puna; y las frutas tropicales como la banana, el mango, la papaya, el ananá y el maracuyá tan características del Norte Verde.
Entre los polos gastronómicos de la ciudad, son conocidos los Paseos Balcarce, Güemes y de los Poetas, como así también la Plaza 9 de Julio y la Plazoleta Isabel la Católica. El Mercado San Miguel, fundado en 1892 por la familia de comerciantes Martínez de San Miguel y Moldes, ocupa una manzana del centro de la ciudad con 430 puestos y ofrece especias auténticas de los valles, producciones locales de frutas y verduras, carnes, pescados, quesos y dulces artesanales.
Algunos de los restaurantes que sobresalen en la escena salteña son “El Mesón”, dentro del hotel Alejandro I, una cocina que conjuga sabores autóctonos con ingredientes de la cocina internacional, al ritmo del piano durante la cena. “El Bodeguero” ofrece “una selección excepcional de platos de alta cocina elaborados con materia prima de primera calidad, fusionando aromas y sabores de manera única, con 700 etiquetas de vinos de toda la Argentina”. Y Adobe, cocina regional en la única casona en pie de ADOBE del siglo XVIII frente a la plaza principal de la ciudad.
Más allá de que no descubrimos nada al decir que Mendoza es reconocida a nivel global por su excelencia en el sector enoturístico, también vale resaltar que se ha consagrado como Capital Iberoamericana de la Armonía Gastronómica.
"Por el valor que emana del trabajo que se realiza en esta tierra mediante la selección de cada ingrediente, rescatando y valorizando sus costumbres. Nuestra provincia es un destino donde la naturaleza y la cultura se fusionan, dando como resultado una gastronomía identitaria de alta cocina", dicen desde Entre Turismo Mendoza (EMETUR).
Sin ir más lejos, cuatro restaurantes han sido reconocidos en 2024 por la Guía Michelin con su respectiva estrella. Casa Vigil, el espacio del “Messi del vino”, Alejandro Vigil: el primero en conseguir 100 puntos Robert Parker para dos vinos argentinos (Gran Enemigo single Vineyard Gualtallary 2013 y Adriana Vineyard River Stone 2016).
El restaurante, en el paraje de Chachingo, sorprende por su disposición, inspirada en la Divina Comedia de Dante: narra el viaje del infierno al paraíso y la lucha con el yo interior, de ahí su marca El Enemigo. Un menú ejecutivo, al mediodía, y dos más extensos por la noche, reivindican los productos de temporada de la provincia, en los que destacan hongos con verdeo, ñoquis de cerdo con arvejas, chivo a baja temperatura con boniato y una recomendación especial: los tomates de su mujer, María Sance, con más de 50 variedades recuperadas a través del programa Labrar.
"Invitamos a caminar por nuestras fincas con la idea de compartir la cultura andina, pues las mejores recetas llevan reflejado el paisaje. La buena cocina comienza en la tierra, en los productos naturales que nos da y en las manos de los agricultores que la cuidan", cuenta Augusto García, de Zonda Cocina de Paisaje, que ostenta doble estrella Michelin: una por su cocina de gran nivel y otra verde por su compromiso de cara a la sustentabilidad.
En Vistalba, Brindillas es la propuesta del chef Mariano Gallego, que combina constantes guiños internacionales tomando como base el producto local, en un menú degustación que tiene una versión corta y otra larga. ¿Qué encontrar allí? Berenjena asada napada con romesco y acompañada por dados de anchoa en salazón; ternera jugosa a la brasa con un punto de pimienta molida, guarnición de boniato y acelga; y durazno confitado con amaretto, una ligera espuma de mascarpone y helado casero de almendras.
Y a pocas cuadras de la Plaza Independencia, en la ciudad, aparece Azafrán, de la mano de Sebastián Weigandt y con el foco puesto en productos locales como así también en un proyecto -llamado DOP- que estudia la antigua dieta de los pobladores originarios. Propone dos sugerentes menús degustación que dan mucho protagonismo al mundo vegetal y a productos como el chivo, en una región que es la máxima productora del país. ¿Paseo por Mendoza (experiencia en seis tiempos) o Paseo por Argentina (experiencia en diez tiempos)?
“Una parte del extenso barrio de Palermo se ha transformado en el polo gastronómico más activo”, resaltan desde el Ente de Turismo del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.
Lo que hoy se llama Palermo Hollywood, delimitado por la Av. Juan B. Justo, Dorrego, Av. Santa Fe y Av. Córdoba, durante décadas estuvo reservado -casi exclusivamente- a residencias familiares de clase media y talleres de reparación de automóviles. Pero tras la llegada de productoras y canales de televisión, recibió el nombre que tiene actualmente y también comenzó a gestarse un nuevo fenómeno: el gastronómico.
En una zona aledaña, del otro lado de Juan B. Justo, se gestó lo que se conoce como Palermo Soho -al igual que en Londres y en Nueva York- por su orientación al diseño y a la moda. Aunque no son pocos los restaurantes que allí marcan tendencia, como es el caso de Don Julio. “Pocos hay que no hayan oído hablar de este lugar y de Pablo Rivero, el chef-propietario al frente de ¡una de las mejores parrillas del planeta!”, sentencian desde la Guía Michelin, que le ha otorgado una estrella por la cocina de gran nivel como así también una -verde- por enfocarse en la sostenibilidad.
Cerca de allí, en Villa Crespo, aparece Trescha, un espacio que también cuenta con una estrella Michelin y es llevado adelante por el joven chef Tomás Treschanski. Luego de formarse en Le Cordon Bleu (Londres), Azurmendi (España), Frantzén (Suecia) y el ya desaparecido 108 (Dinamarca), ha regresado al país con una apuesta contemporánea: un único menú degustación de 15 pequeños platos que van cambiando a lo largo del año.
Ya en Recoleta -el primero de los polos gastronómicos de Buenos Aires, que supo conocer su gloria durante la década de 1970-, el espacio doblemente galardonado de Gonzalo Aramburu. "Aperitivos colgados de un árbol, bocados marinos llenos de sabor y delicadeza, platos de temporada como las flores de zucchini en tempura, langostinos patagónicos atemperados sobre una roca volcánica, exquisita carne Angus colocada sobre un taco de alga nori... ¡He aquí una muestra de la experiencia culinaria en Aramburu!”, describen desde la Guía Michelin.
Hace tiempo que Mar del Plata transformó su propuesta gastronómica en uno de sus grandes atractivos, en combinación con el mar y sus playas. Al ser una ciudad turística con miles de visitantes, su propuesta culinaria es de lo más variada: “tradicionales recetas con pescados y mariscos, variedad de carnes, deliciosas medialunas, los clásicos churros y alfajores, sus exquisitos helados o una cerveza artesanal bien helada”, como detalla Turismo Mar del Plata.
Ahí aparece Sarasanegro, para muchos el mejor restaurante de pescados del país, cuyo propósito se basa en “generar oportunidades de desarrollo profesional, basándonos en los talentos y potenciándolos, para acompañar la creación de una exquisita gastronomía con identidad local, prevaleciendo el kilómetro cero”.
El espacio que llevan adelante, desde diciembre de 2003, Fernanda Sarasa y Patricio Negro ofrece anchoa de banco, chernia, lenguado, palometa, abadejo, caballa, salmón blanco, savorín y pez limón entre los platos principales, mientras que los langostinos, las vieiras y el pulpo resaltan entre las entradas. Otro punto alto es su cava propia, por donde han llegado a pasar más de 12 mil botellas de vinos de bandera argentina, española, italiana, australiana, sudafricana, portuguesa y estadounidense.
"Pesca del día con sabores para siempre", dice Lo de Fran, el espacio comandado -desde 2019- por Francisco Rosat. En la zona del puerto, con un arroz top y unos espaguetis con frutos de mar que dan la nota, su cocina se basa en el producto, en este caso con los momentos que arroja el mar: pescados de anzuelo y de barco, de verano y de invierno, propuestas que también se hacen presentes en la Capital Federal con “Mare by Fran”, en Puerto Madero.
A su vez, la pareja cuenta con otra propuesta, Furia Resto & Rooftop, en un noveno piso de la calle Rawson al 1457. “Un concepto multisensorial: combinamos la cocina de autor, la coctelería de vanguardia, los vinos y el ambiente distintivo”, resumen.
Por su parte, Brasa es una parrilla que nació en 2024 pero que cada vez pisa más fuerte. “Somos apasionados por la cocina al fuego. Nos enorgullece ofrecer una experiencia única, donde cada plato refleja calidad y sabor auténtico. Sabemos de carne y también de buenos momentos”, se presentan, con varios destacados.
“El Canal Beagle produce unas de las mejores centollas del mundo y en el Atlántico sur, frente a nuestras costas patagónicas, se dan las condiciones para la pesca -a más de 1000 metros de profundidad- de la codiciada merluza negra. Pero si de platos típicos hablamos, el infaltable cordero fueguino, que por nuestras pasturas naturales de alto componente salino desarrolla una carne de calidad superior”, aseguran en Turismo Ushuaia.
Augusto Ushuaia fusiona sabores patagónicos y mediterráneos, “siempre con nuevas historias para contar”. En Chez Manu , el chef Emmanuel Herbin propone una gastronomía inspirada en las raíces de la cocina francesa elaborada con productos naturales de la Patagonia Argentina, con una vista panorámica de la Bahía de Ushuaia. “Un espacio donde la cocina expresa la riqueza de nuestra tierra y el amor por nuestra profesión. Somos un restaurante que desde el concepto de cocina de entorno, construye un proyecto donde el ingrediente principal es el producto y la riqueza de Tierra del Fuego, interpretado e interpelado por el factor humano”, se presentan desde Kalma Resto, propuesta de Jorge Monopoli desde 2009.
Las cocinas de los hoteles Arakur y Los Cauquenes, con La Cravia y Reinamora respectivamente, invitan a deleitarse con un menú gourmet y unas vistas imperdibles, mientras que Volver Ushuaia es “un paraíso apartado del mundo convencional. Naturaleza viva. Un lugar clásico de la ciudad de Ushuaia”. Con Lino Adillon a la cabeza, su ambientación y su decoración lo hacen único más allá de su oferta gastronómica.