Hay mucho para conocer en la milenaria Taktikllakta. Su poblamiento originario supera largamente los dos milenios, tiempo en que se desarrolló la cultura Tafí.
El camino que sube desde la capital tucumana a Tafí del Valle es un paseo inolvidable a lo largo de la ruta provincial 307 que penetra en la selva tucumana para internarse en la Reserva Natural Camino de los Sosa. Por momentos, con tramos en los que la ruta se transforma en un camino de cornisa: a un lado, la pared selvática; y del otro costado, el precipicio. El camino pasa por tres parajes importantes: El Indio, La Heladera y el Fin del Mundo.
¿Qué hacer desde el centro de Tafí?
En plena ciudad, es posible alquilar caballos para realizar cabalgatas, llevar a cabo recorridos en vehículos 4x4, encarar excursiones de trekking, alquilar de tablas para windsurf y realizar vuelos en parapente. A solo dos kilómetros se encuentra el Museo Casa del Duende, íntegramente dedicado a las creencias, mitos y tradiciones de la región.
Algo no común de ver en otras provincias, es el torneo de pato (nuestro deporte nacional) que se realiza en verano y que congrega a jugadores de distintos puntos del país. Además del pato, en el mes de febrero, se realiza la Fiesta Nacional del Queso, el evento tucumano más importante de la provincia, con una duración de cuatro días. Al festejo llegan artistas folklóricos desde distintos lugares del país.
El queso de Tafí tiene una larga historia, ya que se elabora desde el siglo XVII, con la llegada de los jesuitas. Junto a estos lácteos, se produce una gran variedad de preparaciones, como los postres fabricado con quesillos, quesillo y miel o queso y dulce de cayote, acompañados con uvas. El mejor queso elegido en el festival será aquél que reúna el conjunto: sabor, color, tamaño y presentación, entre otras particularidades. Ya se sabe que el queso tafileño tiene fama internacional, aunque, en pequeñas cantidades, se exporta principalmente a Estados Unidos.