El campo es una herramienta fundamental para nuestro país y su cuidado debe ser constante, cuidadoso y responsable. Esta empresa radicada en Ameghino se especializa en la producción de inoculantes biológicos y se ha vuelto un ejemplo de éxito en el difícil panorama nacional.
El complicado contexto nacional, conocido por todos, dificulta el éxito y la subsistencia de pequeñas y medianas empresas que, lógicamente, intentan desarrollarse principalmente en nuestro país.
Como un constante y predecible espiral casi siempre descendente, la situación económica, laboral y social de la Argentina atenta contra estos emprendimientos que apuestan a procesos a largo plazo. Pero, afortunadamente, siempre encontramos casos exitosos que gracias a la voluntad y esfuerzo de sus emprendedores logran afianzarse en el mercado.
NITRAP es una empresa argentina que nació en Ameghino, ciudad ubicada al noroeste de la provincia de Buenos Aires, hace más de tres décadas. De la mano de su dueño, José Luis Giacomo Donato, apostó a la fabricación de inoculantes para proveer a los productores agropecuarios de esa zona. De claro perfil familiar, la empresa se centró en las diferentes demandas de los clientes, con la visión de maximizar la relación costo-beneficio del productor, formulando productos sustentables y prácticos en su uso. La permanente búsqueda de lo diferencial se centró en utilizar tecnologías de avanzada para ampliar su gama de productos, lo que permitió el desarrollo de los inoculantes de origen biológico, los de mayor demanda en el mercado actual, por tratarse de productos amigables con el medio ambiente. Estos inoculantes se comercializan en forma líquida o sólida, con mayor o menor concentración. La efectividad es similar a la de cualquier inoculante, lo importante es respetar los parámetros de calidad y mantener la eficiencia.
“El proyecto comenzó hace 32 años.”, rememora José Luis. “Yo trabajaba en otra empresa y mi intención era fabricar algo para poder vender en esta zona. Estamos en un buen lugar, de mucho uso de este tipo de productos, con mucha soja. Así surgió la idea de los inoculantes, y en especial de los biológicos. Empezamos de a poco, de forma casi manual. A fines de la década de los 90, con el auge de la soja, explotó todo y subió la demanda. Y nos fuimos acomodando al ritmo del mercado, siempre en crecimiento, afortunadamente. Empezamos con un único inoculante y hoy tenemos una gama de productos, la mayoría biológicos. Luego de afianzarnos en nuestra zona, con el tiempo logramos cubrir todo el país, además de lo que exportamos a países como Uruguay y Paraguay.”
Cuando surgió NITRAP eran apenas un puñado de empresas las que estaban en el mercado. En la actualidad hay alrededor de 100. Alejandro Marcó, su Gerente Comercial, ilustra brevemente aquellas primeras épocas: “Al principio era Luis el que entregaba, el que cobraba y el que hacía todo. Luego la empresa creció hasta transformarse en lo que es hoy: una compañía reconocida, con mucha tecnología, con el foco en lo biológico.”
¿Pero de qué se tratan estos inoculantes biológicos?
Su dueño lo explica: “En el suelo y en las plantas hay hongos y bacterias, buenos y malos, por así llamarlos. A partir de una hoja, por ejemplo, uno puede aislar algunos de ellos y empezar a multiplicarlos, purificarlos y analizar mediante ensayos, cuál es el mejor para ayudar a determinado cultivo. Este proceso ya está bastante dominado, por lo que es posible adquirir directamente una cepa y multiplicarla. En los comienzos el inoculante biológico era el producto del futuro, había que presionar mucho para venderlo. Hoy, apoyado en la movida del cuidado del medio ambiente, es el más solicitado. Tuvimos que esperar nada menos que 30 años (sonríe). Esto te demuestra que en este país tenés que tener una constancia importante, apostar a algo y seguir. Las empresas grandes y multinacionales también se metieron, todas tienen su pata dentro de lo biológico.”
El desarrollo de este tipo de inoculantes puede parecer fácil de describir, aunque llevó años dominar la tecnología. NITRAP ha buscado llevar adelante sus investigaciones de la mano de algún INTA (Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria), o de alguna universidad, que usualmente cuentan con buenos equipos y programas de este tipo. Se trata de un trabajo con bacterias vivas, y lo que se busca es alcanzar una gran concentración de esas bacterias en el líquido para que haya mayor cantidad en el cultivo. Al haber en el suelo una gran cantidad de estos patógenos, se pueden defender de mejor manera. Lo que hay que lograr es que esos organismos se mantengan vivos durante todo el proceso, desde el tubo de ensayo hasta el producto final. Hay distintas opciones, con variadas duraciones y para diferentes usos. Los inoculantes, cuya mayoría se aplican durante la siembra, son específicos para cultivo.
NITRAP continúa en la búsqueda de diferenciarse de sus competidores y sumar variantes. “Al haber tantas empresas en el rubro en la actualidad, buscamos nuevas variantes para diferenciarnos y salir al mercado con algo distinto y mejores precios.”, comenta Giacomo Donato. “En nuestro caso estamos incorporando productos liofilizados – a los cuales se les extrajo la humedad mediante un proceso de sublimación- en nuestras líneas. Liofilizamos los hongos y bacterias para tratar de que perduren en el tiempo. El resultado es un polvo seco, con bacterias u hongos en latencia, que al momento de ser hidratados, se reactivan. Esto permite alargar el vencimiento, y otras ventajas como el peso, el volumen y los traslados. Y es algo diferente, que en este rubro aún no se ve mucho.”
Por su parte, Marcó completa: “Las posibilidades de desarrollar cosas nuevas son muchas. En el campo de lo biológico y por la demanda que tiene, hay mucho por hacer. Lógicamente, nos enfocamos principalmente en los cultivos extensivos, como la soja o el maíz, pero estamos en la búsqueda de diversificar la gama de productos y de mercados, como la alimentación animal o el control biológico de enfermedades e insectos. NITRAP es conocida hoy principalmente por sus inoculantes y no queremos quedar encasillados solo en eso.”
A pesar de sus más de 30 años de trayectoria, para NITRAP este parece ser tan solo el comienzo del viaje en este campo del cual se ha vuelvo un activo y valorado protagonista.