La Argentina tiene historia dentro de este deporte. Historia grande. Comenzó allá por la década del 50, en los inicios de la categoría, con las figuras de Juan Manuel Fangio, quíntuple campeón de la categoría, y José Froilán González, subcampeón y el hombre que le dio la primera victoria a Ferrari. Siguió con Carlos Lole Reutemann, también subcampeón en la década de los 80. Casi dos décadas después, Esteban Tuero en 1998 y Gastón Mazzacane en 2000, consiguieron plazas estables, ambos en el equipo Minardi. Ellos fueron los últimos representantes argentinos en la Fórmula 1. Es que las eternas dificultades económicas de nuestro país y el “correr siempre de atrás” con los pilotos europeos son trabas ineludibles que hacen aún más difícil que un corredor de nuestras tierras pueda llegar a la Máxima. La F1 es un circo exclusivo, quizás el más exclusivo de la escena deportiva. Pero hay luz al final del túnel.
Franco Colapinto nació en el año 2003, en Pilar, Buenos Aires. Desde muy chico su familia lo acompañó en su deseo de ser piloto de carreras y antes de cumplir los diez años ya estaba detrás del volante de un kart, la gran escuela del automovilismo. Luego de tres subcampeonatos se consagró Campeón Argentino en 2016 y nuevamente en 2018, además de una victoria en los Juegos Olímpicos de la Juventud de 2018, disputados en Buenos Aires. Ese mismo año él y su familia tomaron la decisión de trasladarse a Europa, la verdadera meca del automovilismo de Fórmula, para seguir el largo camino hacia su sueño y el sueño de cualquier corredor: la Fórmula 1.
Tras ese importante logro, Franco fue reclutado por la agencia deportiva Bullet, lo que le ayudó a conseguir un asiento en la Toyota Racing Series de 2020, en la que terminó tercero en el campeonato. Paralelamente disputó la Eurocopa de la Fórmula Renault, donde también finalizó tercero. La siguiente temporada fue algo más de transición, en la que tuvo participaciones en distintos certámenes. Fue en 2022 cuando dio, quizás, el primer gran paso de su carrera al llegar a la F3, categoría telonera de la F1. Lo hizo para el equipo Van Amersfoort Racing y rápidamente pudo dejar su huella al conseguir la pole position en su primera clasificación del año. Además ganaría dos carreras y subiría al podio cinco veces en su año debut. Ahora sí, el mundo y, sobre todo, quienes están en lo boxes y el paddock de la F1, pudo ver de cerca el talento y el potencial de Franco.
Este año Colapinto dio un salto dentro de la misma categoría. Por un lado, lo contrató el equipo MP Motorsport, superior a Van Amersfoort Racing. Pero además fue reclutado por la Williams Racing Driver Academy, la escuela de formación del histórico equipo Williams, algo muy significativo para la carrera de cualquier piloto y un aval de que puede llegar lejos. Su performance estuvo a la altura de lo que se esperaba de él: dos victorias, otros dos podios y puntos en 14 de las 18 carreras de la temporada. De hecho, Franco llegó a la última fecha en Monza con chances concretas de finalizar segundo en el campeonato, pero un abandono temprano lo privó de sumar puntos y terminó quedando en el cuarto puesto, con un sabor agridulce.
“Sería un sueño”, confesó Franco sobre seguir su carrera en la F2 en 2024. Tiene con qué soñar: talento, seriedad, resultados y la capacidad de saber aprovechar las oportunidades. Además, ser parte de la Academia de Pilotos de Williams y representado por una empresa como Bullet son pilares importantes para apoyarse en pos de lograr ese sueño. Si no se llegara a concretar lo de la F2, estaría la posibilidad de continuar en otras categorías, algo que el propio Franco toma con tranquilidad y madurez.
Un crack total!!
Sueño hecho realidad