Luis, queríamos empezar charlando un poco de cómo nació la idea de la Fundación Konex. ¿Cómo visualizaste esa idea hace ya 45 años?
Bueno, lo tengo que relacionar con mi título profesional. Yo soy abogado. Al año que me recibí, entré en la docencia, y en un momento dado de mi vida decidí hacer una empresa comercial, que fue Konex Canon. Por lo tanto, dejé la profesión de abogado y dos años después dejé de dar clases.
Pero tenía algo con la docencia. Creo que fui un profesor muy admirado, me gustó muchísimo todo lo que tenía que ver con la docencia y quería reemplazarlo. Entonces, para eso, decidí crear la Fundación Konex, con los premios Konex.
¿Y cómo fueron los primeros años atrás de esa idea?
Bueno, armé una estructura de diez actividades diferentes, en la cual se premiaba los primeros diez años la historia de esas actividades y a partir del año 90 se premiaba los últimos diez años. Lo que siempre pretendí es que no sea algo fugaz; alguien que está de moda y después a los dos años no sabes ni cómo se llama, sino premiar la trayectoria. Y así empezamos.
Dije, “bueno, para que los premios sean conocidos, tengo que empezar con actividades que sean más populares.” Entonces empecé el primer año con Deportes, el segundo con Espectáculos. Después siguió con Artes Visuales y así con las distintas actividades.
Por supuesto, con las que más interés tenía yo era con Ciencia y Tecnología y con Humanidades, que me parecía que eran las actividades menos reconocidas por la sociedad y las más importantes para la evolución de una sociedad.
¿Cómo creés que fue recibida esa iniciativa en esos primeros años? ¿Y al día de hoy, ¿cómo lo evaluás?
Fue muy bien recibida. El primer año yo tenía la empresa. Incluso me patrocinaba todo, los fondos salían de la empresa, Konex Canon. El primer año la entrega final se hizo en el Luna Park, una cena para 1.800 personas que se transmitió por Canal 11. En ese momento eran sorpresa los ganadores.
Entonces ese año teníamos los 100 deportistas, pero había que elegir los 20. Eso cambió y desde hace años, se conocen los nombres de quienes van a ser los ganadores. Pero en los primeros años, eran sorpresa.
Entonces, la gente estaba sentada, los 1.800, y el locutor, que era Leopoldo Costa, famoso en esa época, la voz de Gillette, abría el sobre y decía: “ganador de ajedrez, Miguel Najdorff; ganador de básquet, Oscar Furlong; ganador de automovilismo, Juan Manuel Fangio; de golf, De Vicenzo.” Y así iba diciendo los 20, todos subían al escenario. Cuando estuvieron todos, seeligió la figura máxima, que resultó ser Fangio. De los 20, 17 votaron por él y quedó como el Konex de Brillante. Ese día, cuando Fangio habló, dijo: “es la primera vez que me reconocen en la Argentina.” Era el deportista más famoso del país y no lo habían reconocido nunca.
Salió en todos los diarios, en todos los medios, el tema de Fangio. Al año siguiente tocó Espectáculos. La entrega final la hicimos en el Teatro Coliseo, con 1.800 personas también, con el mismo sistema, y tenía que elegir en ese momento el Konex de Brillante. El presidente del jurado era Ulyses Petit de Murat, queda empatado, siete votos para Luisa Vehil y siete votos para Alfredo Alcón. Y le digo a Ulyses: “desempate.” Me dice: “no puedo desempatar con estos dos monstruos.” ¿Y qué hacemos? Ahí tomé el micrófono y dije: “se le da a los dos, queda compartido.” Y quedó compartido. Se lo llevó Luisa Vehil el trofeo y después mandamos a hacer otro para Alfredo Alcón. Fueron dos actividades muy populares para hacerlo. D
Al año siguiente vino Artes Visuales, salió Horacio Butler; luego Ciencia y Tecnología, y antes de empezar sabíamos quién iba a ser el ganador, iba a ser Leloir. Al año siguiente venía Letras. También antes de empezar sabíamos que iba a ser Borges. Entonces ahí cambié el sistema. Yo no podía tener a Leloir o a Borges esperando a ver si un jurado lo elige en el momento. A partir de ahí se cambió el esquema y ya se sabía ya quiénes eran los 20 ganadores y el Konex de Brillante. Pero al año siguiente venía Música Popular y se volvió al sistema de la sorpresa; y salió Atahualpa Yupanqui. Así se siguió sucesivamente en los distintos años. En el 95 se volvió a hacer fue Mercedes Sosa; en el 97, Magdalena Ruiz Guiñazú. Y en el 2001, Norma Leandro. Todos esos fueron sorpresa. Pero la tendencia siempre es tener asegurado los 20 personas que van a recibir y el Konex de Brillante.
Tiene una ventaja que mucha gente me lo destacó. Los premios Konex tienen dos ceremonias, las de los 100 y las de 20 más uno. Cuando los 100 vienen y todos se van felices, todos se llevaron el premio, todos ganaron. Cuando se hace la segunda ceremonia, los 20 que van a ganar, van todos contentos y todos ganaron. Los 80 que perdieron, no perdieron, porque ya no van. En los nuestros todos ganan siempre.
¿Cómo sentís que evolucionaron los premios en cuanto a reconocimiento, y a parámetros para entregarlos?
Es un premio que no tiene ideología. Si vos ves los jurados, vas a ver que hay kirchneristas y no kirchneristas. Entre los premiados, lo mismo. Utilizo la expresión kirchnerista porque es lo que se utiliza hoy. Antes se podía utilizar derecha, izquierda, no sé; pero hoy está de moda kirchnerismo o antikirchnerismo. Y no hay un problema ideológico, eso es lo mejor.
¿Y qué te genera en lo personal que el premio, que fue una iniciativa tuya hace tanto tiempo, sea considerado el más prestigioso del país?
¿Cómo es el proceso de selección? ¿Estás todos los días trabajando en eso, pensando para el próximo?
Sí, apenas termina cada año, noviembre, inmediatamente en diciembre ya estamos pensando en el jurado del año siguiente. Lo que le da muchísimo prestigio al Premio Konex es que yo, el creador, y la gente que trabaja alrededor mío, no tenemos ninguna incidencia en quiénes van a ser premiados y quiénes no. Se elige un jurado y el jurado tiene el voto. Yo participo en las reuniones para coordinar, para avanzar sobre el tema, pero no tengo voto. El voto es de los 20 jurados, que trato de que sean siempre personas que ya fueron Premios Konex.
No tenés voto, ¿pero guardás un cariño particular por algún premiado en todo este tiempo o más de uno?
Por mi naturaleza, al haber sido abogado, estoy más involucrado con el tema de humanidades. Entonces en Humanidades me siento como más contento con la gente que sale premiada. También tuve mi factor empresario, con lo cual también estoy contento con el empresario. Soy profesor de música, dirigí el Teatro Colón, también estoy metido con la música clásica. Digamos que donde menos estoy es en el deporte, que sería lo más fácil para cualquier persona, o era el espectáculo. Las artes visuales tengo una colección. Estoy involucrado en todas las cosas.
Pero si me preguntás, que hayan salido premiados Konex de Brillante, un Gregorio Weinberg o un Gregorio Klimovsky, para mí es una satisfacción enorme. Que haya salido Gabriel Rabinovich, en Ciencia y Tecnología, o Alberto Kornblihtt diez años antes, son genios de la Argentina. Es una gran satisfacción. Que hayamos tenido premio para Martha Argerich, a Daniel Barenboim; son figuras. Fangio, de una humildad tremenda. Hasta que falleció venía a todas las entregas de los Premios, con una sencillez impresionante. Los comparo con algunos deportistas de esta época que porque tuvieron un poco de éxito, se sienten estrellas. Yo destaco muchísimo y rescato a los que son humildes, que tengan éxito y tengan humildad.
Leloir la tenía. Los nombres que te dije, Milstein, Favaloro. Recuerdo la anécdota con ellos. En el año 93 salieron empatados. Milstein había sufrido un infarto, estaba viviendo en Cambridge y no podía venir. El programa más famoso de esa época era “Tiempo Nuevo”, de Bernardo Neustadt. Entonces hablé con él y le dije que quería hacer un coaxil entre Milstein en Cambridge y Favaloro en el estudio del Canal 11.
La entrega la hacíamos a las 8 de la noche, pero Milstein no podía más tarde que a las 10, porque tenía que acostarse. El programa lo abrió Neustadt, haciendo de cuenta que ya había pasado la ceremonia. A las 6 de la tarde se hizo todo la cosa. Cuando termina la famosa entrevista le digo a Neustadt: “¿cuánto te debo?” “Nada”, me dice, “esto lo paga el canal.” Esto lo aclaro siempre. Tuvo la oportunidad de decirme “son tantos dólares” y no me pidió nada. Por eso rescato la figura de Neustadt.
Tuve otra anécdota con él. En el 87 fue Konex de Platino por Televisiva. El de Brillante fue Félix Laiño. En el 97 volvimos a hacer Periodismo y Neustadt no sale premiado. Entonces, me llama, prácticamente insultándome, porque no estaba entre los 100. ¡Pero no era mi responsabilidad! Yo elijo un jurado y el jurado elige la figura. Después lo superamos el problema. Te estoy diciendo la importancia del premio, para un tipo como Neustadt, que era número uno.
Comentaste también que fuiste Director del Teatro Colón. Contanos un poco acerca de las actividades en las cuales te volcaste a la organización.
Bueno, en el año 98 me pidió De la Rúa, que era el Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, que me haga cargo del Colón. Estaba en una época de crisis, y durante dos temporadas, 98 y 99, lo dirigí. Una de las condiciones que puse era que tenía que trabajar a ad honorem. Y no querían saber nada. Tardaron nueve meses en sacarme la resolución. Era el único funcionario que no cobraba. Quería demostrar que si el número uno no cobraba y no hacía negocio, que toda la línea hacia abajo tenía que hacer lo mismo.
Volviendo a la Fundación y saliendo un poco de los premios, ¿qué otros programas lleva adelante la Fundación que nos puedas contar?
En el interín compré una vieja fábrica de aceite, en la calle Sarmiento, al 3131, que había sido de Nidera, y en ese lugar hice la Ciudad Cultural Konex. El reciclaje lo hizo Clorindo Testa, y a partir de 2005 tomó la manija mi hijo Andy. Básicamente, lo que se maneja ahí es tema musical; es otro espectro.
Digamos que los premios, en general, son para una generación de gente más grande. Salvo que sea Deportes, o Música Popular. Pero, como requerimos trayectoria, se trata de gente de 40, 50, 60 años para arriba. En cambio la Ciudad Cultural Konex es toda gente de 18, 20, 25 años; todos los espectáculos, las bandas, todo lo que participa, más una cantidad de actividades impresionantes que se hacen ahí.
En el año 91, por eso estoy un poco vinculado con la música clásica, decidí crear un ciclo que era “Vamos a la Música”. Empezó llamándose “Vamos a la Ópera”. Era hacer ópera para chicos. Por ejemplo, el “Barbero de Sevilla”, fue la ópera piloto, digamos; resumida, en castellano, de no más de una hora, hora y media de duración, y con los mejores cantantes argentinos. Introducir a los chicos en la ópera. Y de esto ya van 35 años, prácticamente.
Después se agregó el ballet, se agregó el concierto. Los últimos años estamos muy involucrados con “Vamos al Ballet” y se está haciendo “Cascanueces”, que es un espectáculo que se puede repetir y nunca cansa. O sea, todo lo que se formó a lo largo de la Fundación pudo mantenerse en el tiempo, cosa que no es fácil.
¿Y eso qué te genera?
Satisfacción. Vengo todos los días acá a trabajar. Y hace diez años que estamos con los festivales de música clásica. Empezamos con Grandes Maestros, después con Mozart, con Beethoven, con Chopin, Tchaikovsky, etc. El año que viene va a estar dedicado a la música alemana. Hemos hablado con la Embajada de Alemania para hacerlo en conjunto. Creo que van a apoyar mucho a las empresas alemanas para hacer un ciclo donde tenemos previsto hacerlo en palacios.
¿Y cómo es el futuro para la Fundación, para el Centro Cultural, para otros programas?
Esta es la parte de la Fundación Konex. Y en la Ciudad Cultural Konex está mi hijo, que es joven. Así que eso tiene futuro, sin ninguna duda.
¿Cuál es tu análisis y tu opinión sobre el lugar de lo cultural en el país, ahora y a futuro?
¿Qué pasa con el aspecto del apoyo desde el punto de vista Nación y Ciudad? A mí me gustaría que se le dé más apoyo a la cultura. A la cultura bien entendida. No es que no lo hagan, depende de los momentos. En este momento, a lo mejor, la Nación no está dando el apoyo que tendría que darle a la cultura. Pero puede ser que esté afrontando en este momento arreglar económicamente al país, que veníamos de un desastre absoluto, y tratando de poner un poco en orden la economía. Después, bueno, espero que se les prenda la lámpara de mover todo el tema de lo que es la cultura.
Vos que sos alguien viajado y que recomendás hacerlo para tener una visión más global, ¿sentís ese reconocimiento en el exterior de Argentina como un país cultural?