Cuando una iniciativa combina educación, concientización, desarrollo e incentivación a chicos de todo el país, y además una competencia deportiva, suena difícil de mejorar. Y si además consigue la difícil tarea de permanecer en el tiempo, es la confirmación de que las cosas están bien hechas.
¿Cómo comienzan los preparativos? Los estudiantes de todo el país reciben un kit con componentes homologados para desarrollar un vehículo eléctrico. A partir de ahí, junto a sus profesores, deben diseñar la carrocería, planificar estrategias de competencia y seleccionar al piloto del equipo. También acceden a un software de diseño 3D y cursos para utilizarlo, con el fin de diseñar completamente su prototipo. Los docentes, por su parte, se nutren con manuales técnicos para ayudar a introducir el automóvil de emisión cero en el aula. Y, por supuesto, los fierros: “Nosotros le proveemos de un motor eléctrico, una caja controladora electrónica y los elementos de seguridad (las ruedas, los cinturones, las baterías), que son todos iguales. Ellos, con esa caja que tiene todos esos elementos, deben diseñar y construir un auto que tiene un peso máximo y un mínimo, que entre en una caja espacial con tanto de alto y tanto de ancho. Después está liberado a su creatividad”, comenta Ramírez.
Durante el proceso de construcción los chicos reciben consejos y asesoría de figuras del automovilismo como Oreste Berta y Agustín Canapino, entre otros. Poco antes de largar, los autos se someten a una revisión técnica por parte de oficiales de la CDA y los pilotos son parte de una charla con los comisarios, como si fuesen profesionales. Y previo a la largada de la carrera final es momento de la emoción cuando suenan las estrofas del himno nacional.
En sus más de diez años de historia, el Desafío ECO YPF ha involucrado a más de 6.000 estudiantes de más de 400 escuelas técnicas de todo el país. La participación de las provincias asegura una diversidad de enfoques e ideas, fortaleciendo la colaboración entre distintas regiones.
El evento no solo promueve el aprendizaje de habilidades técnicas, sino también valores como el trabajo en equipo, la creatividad y el compromiso con el medio ambiente. Además, se busca incentivar el uso de energías alternativas en un contexto donde la transición hacia la movilidad sustentable es una prioridad global.
El Desafío ECO YPF no es solo una competencia; es un puente entre la educación, la tecnología y el cuidado del medio ambiente. Al inspirar a miles de jóvenes a pensar en soluciones creativas para problemas reales, este evento está moldeando una generación comprometida con la sustentabilidad y la innovación.