Pero más allá de la funcionalidad que los caballos permitían, se fue forjando una relación única e inexplicable entre jinetes y montados que trascendió todo tipo de fronteras, volviendo a los caballos, especialmente al Criollo. Y si bien el Criollo es y será siempre el Caballo Nacional por excelencia, son muchas las razas que conviven en la Argentina, todas ellas con una gran actividad.
Una vez al año es posible ver de cerca a buena parte de estas razas -trece, concretamente- en Nuestros Caballos, la Exposición que se realizó los últimos días de febrero y primeros de marzo en La Rural. Esta cita, que ya se ha vuelto un clásico para la gente y los representantes de cada grupo, reunió en esta última edición más de 1.000 ejemplares equinos, que participaron en una cantidad de pruebas morfológicas y funcionales en las cuales exhibieron sus aptitudes.
Como decíamos, los Criollos son un poco los que coparon la parada tanto en la histórica Pista Central como en la pista cerrada del Pabellón Verde, de 4.200 m2. Es que para el público y expositores criollistas, no se trata solo de Nuestros Caballos, sino que durante el marco de la muestra se disputa la Expo Nacional de Otoño, la segunda prueba morfológica más importante del calendario criollo, solo detrás de la Expo Ganadera de Palermo. Con casi 60 años de historia, Otoño es además la exposición insignia de la Asociación Criadores de Caballos Criollos, en la que un Gran Campeón, ya sea macho o hembra, logra un pasaporte a la posteridad, elevando la reputación de la cabaña que lo expuso. En esta edición el Premio Gran Campeón Macho fue para Del Oeste Buen Vino, de La Esperanza de Ballester S.R.L., mientras el Gran Campeón Hembra fue Yanca Dorotea, de Yancamil S.A.
Pero además de la cuestión morfológica, en la cual se juzga y se premia a caballos y yeguas en base a estándares físicos determinados por la raza, en Nuestros Caballos se disputan además las Finales Nacionales de los campeonatos de varias pruebas funcionales. Estas pruebas, en las que criollos y jinetes demuestran sus aptitudes, fueron creadas en base a las tareas tradicionales de campo.
Quizás la más tradicional y la que mayor público reúne es la prueba de Rodeos, también conocida como paleteadas. Es una competencia de mucha adrenalina, en la que una yunta de caballos debe guiar una vaca, lanzada a través de una manga, a lo largo de una pista de 60 metros, con parámetros evaluados por los jueces de turno. Los gritos y el aliento de las tribunas de la Pista Central son infaltables y el nerviosismo por saber que hay mucho prestigio en juego se siente en el aire. Luego de una edición muy ajustada, con promedios muy altos, en esta ocasión los Campeones Nacionales resultaron Contrafuego Chamuscada y Contrafuego Charquiada con la monta de Baltazar Peirano y Juan Peirano.
Otra de las competencias históricas dentro del mundo criollo es la prueba de Rienda Felipe Z. Ballester, que debe su nombre a uno de las figuras preponderantes en la historia de esta raza. Se trata de una serie de pruebas en las que se evalúa el adiestramiento, temperamento y capacidad atlética del caballo, buscando reivindicar las bases fundamentales de la equitación. Resulta impresionante, casi artístico, ver las figuras realizadas por los distintos ejemplares de la mano de sus jinetes. En esta oportunidad el Campeón Nacional de la categoría A –la más importante- fue Luz Buena Agarrate Villa Seca, con la monta de Gonzalo Nievas, un referente de la disciplina.
Por último, tuvimos al Freno de Oro. De origen brasileño, se trata de una prueba que se practica desde hace más de 20 años en nuestro país y se está volviendo cada vez más popular y valorada por el público y los criadores. Es una suerte de decatlón, que reúne una gran cantidad de disciplinas –rienda, paleteada, corral de aparte, entre otras- y además evalúa el aspecto morfológico, con el fin de lograr un caballo integral: es decir, un animal bonito y bueno en lo funcional. En esta prueba compiten machos y hembras por separado. Por el lado de los Machos el Campeón Nacional resultó ser Cara Cara Aña Chera´A, con la monta de Luis Alberto Duré; mientras que en las Hembras fue Pícara Incaica, con la monta de Daniel Casín, la que se quedó con el Freno de Oro.
Claro que hubieron otras razas en Nuestros Caballos, no solo la Criolla. Estuvieron presentes los Cuartos de Milla, originarios de los Estados Unidos, con 90 ejemplares y pruebas tanto morfológicas como funcionales. También, por supuesto, los Caballos de Polo, una raza con claro foco en lo deportivo, que lleva más de 100 años de crianza en el país y cuenta con cerca de 100 mil ejemplares. También acudieron los Peruanos de Paso, los Apaloosa, los tradicionales Árabes, Petisos, Percherones, Silla Argentino y otros tantos a los que la gente pudo ver y apreciar de cerca.