Florida 899. Inaugurado en 1962, el Florida Garden se transformó en un emblema de las confiterías porteñas. En poco tiempo, la juventud de entonces transformo el lugar en el punto ideal para los happenings de entonces. El exquisito café, las masas y comidas lo han transformado en uno de los bares notables de Buenos Aires.
Microcentro. Florida y Paraguay.
Doña Gabriela Pando está sentada en una de las mesas que da a la calle Paraguay. Desde hace más de treinta años desayuna en el Florida y todas las mañanas lee el diario ayudada con una lupa. El Florida Garden tiene abolengo; hace años que lleva atendiendo a una clientela que se niega a abandonar la costumbre de acodarse en la barra para disfrutar el ristretto de la casa.
Para tener abolengo, estirpe, es necesario mantener la calidad del servicio año tras año.
Por ejemplo, sus mozos siempre de camisa blanca con moñito negro, saco blanco de un botón y pantalón negro, ya forman parte del “inventario” de la casa.
El Florida Garden es, desde siempre un centro de reunión para una nutrida clientela que agrupa oficinistas, artistas, profesionales, deportistas, actores, periodistas, y turistas que llegan a conocerlo atraídos por los comentarios.
Si de artistas hablamos, desde Borges, Norma Aleandro, Torre Nilson , Marta Minujín, Luis Puenzo y muchísimos más, han pasado o pasan a diario por el Florida.
Hoy día se calcula que reciben a diario alrededor de mil personas de visita. Es que, el Florida Garden no ha perdido vigencia, entre otros motivos, porque junto al Tortoni es uno de los bares mejor conservados.
Origen gallego
Sus primeros dueños, españoles recién llegados de Europa, fueron muy bien asesorados sobre la arquitectura de la confitería que para aquellos años fue de vanguardia y hoy, modernamente, es considerada kitsch.
“Es una confitería a la que me vendría a vivir” dice Leandro Mosquera, que rescata la calidad de todos los alimentos que son fabricados por la propia cocina.
Desayunar, almorzar, merendar o cenar parece ser un verdadero placer para quienes prueban sus manjares. Una de las banderas del Florida Garden es su torta _cheese cakes_, la gloriosa pascualina, o los brownies de cacao que dejan atrás el interés por las clásicas medialunas.
Su arquitectura interior merece una mención aparte. La planta baja está dominada por una amplia escalera que lleva a la planta alta y que parece estar sostenida en el aire, con sus escalones de láminas de cobre y los costados con laterales de hierro y vidrio. Ese entrepiso es el lugar ideal para almorzar o cenar, con sus manteles permanentemente colocados. Uno de los lugares más visitados es su barra en la planta baja hecha en madera y mármol.
Cuatro tolvas conservan las distintas variedades de café que están a la venta para llevar. Una variante es el de la casa, colombiano, el Santos Bourbon, el Colombia Gourmet y el Florida Office.
Hace 23 años, la confitería cambió de dueños, pero siguió con su misma idiosincrasia. Todas las tazas y pocillos mantienen su filigrana FG con sus bordes dorados y las tortas mantienen el mismo detalle como monograma.
“En el Florida uno se puede quedar a vivir, porque el ambiente es como si te atrapara", explica con entusiasmo otro antiguo cliente; _"aquí paran varios de mis amigos y nos juntamos a conversar; de hecho no faltan los temas políticos, la economía, el dólar y, por supuesto, el deporte". _
La tradición es cosa de todos los días en esta esquina porteña de Florida y Paraguay. Y hoy por hoy, la frase “nos vemos en el Florida” quedó grabada en el vocabulario porteño y popular.